lunes, 14 de octubre de 2019

Camila


¿Una Aventura?
Cuando conocí a Romina, olvide por completo a Jimena, sé que no esta bien que lo diga así, pero cuando bailaba parecía realmente levitar, se veía tan ligera, tan delicada, su personalidad fue demasiado atrayente, no recuerdo a que chica deje por ir a conversar con ella. Me coloque en la barra, pedí un whiskey doble en las rocas, la mire solo una vez mas por encima de mi hombro y gire a beber de mi vaso, minutos después y sin saber como pasaron las cosas estaba besando sus labios, ese beso fue muy dulce, tierno, pasional y muy significativo, sentí al instante que todo estaba bien, digamos que el remordimiento hace mucho que ya había pasado, el “engañar” a Jimena no era una costumbre pero si era habitual, así que al final podríamos decir que perdí ese temor de ser descubierta hace mucho.

- Me llamo Romina- dijo con una sonrisa inigualable, - Yo soy Camila-, acto seguido siguió besándome como si no importara que hasta hace 20 minutos aun éramos desconocidas, la aparte cuidadosamente de mi y pregunté – ¿Gustas algo de tomar? – dudo unos segundo y contesto dirigiéndose al chico que atendía la barra – Un vodka con jugo de arándano, por favor – sonrío y dijo – Será el primero de la noche -. El tiempo fue pasando y mientras ese whiskey causaba efectos un tanto calurosos en mi pensaba en donde podría llevarla, dada la hora que era seguramente Jimena ya estaría en casa preparándose para dormir, un motel, un motel parecía buena idea, bueno… también había que ver si ella deseaba lo mismo que yo en ese momento.

- ¿ Quieres pasar aquí toda la noche? – pregunté, Romina sin siquiera dudarlo respondió – No, podemos ir a donde tu quieras- pedí la cuenta y cuando el chico extendió el papel con la cifra, ella lo tomo y pago, me extraño que lo hiciera, siendo sincera estaba acostumbrada a pagar y a que mis amigas ocasionales aceptaran sin que les causara molestia, esperamos unos minutos el cambio, me miro, tomo mi mano y salimos. Esta niña es rara pero agradable pensé.
Fuera del local compró un cigarrillo mentolado, de esos que más bien son de niña, me apresure a tomar el encendedor y ofrecerle fuego. - ¿Quieres uno? Pregunto, lo negué con la cabeza y comenté – Solo llego a fumar en dos ocasiones, cuando estoy enojada o cuando tengo frío – respondió con una sonrisa y dijo – Espero que no te moleste que yo fume – me apresure a responder, - Para nada mi pareja también fuma – sé que lo solté de manera muy brusca pero con eso mataba dos pájaros de un tiro, decirle que yo tenía una relación y que no pasaría a más que juegos cálidos y momentos bajo sabanas y ver si ella perseguía la misma línea que yo, su rostro se torno sorprendido pero al cabo de unos segundos respondió mientras soplaba el humo entre sus labios - ¿Así que tienes pareja eh? Bien, no importa, ¿Nos vamos?-. Su respuesta me agrado completamente, siendo sincera esperaba que respondiera algo así, no podía solo dejarla pasar como si su cuerpo no fuera tan excitante a mi vista. Se acerco a la avenida para tomar un taxi y comenté – Mi auto esta estacionado en aquella pensión- señalando a contra esquina del local donde estábamos, contesto – Oh lo siento, no sabía -. Caminamos o bueno al menos yo lo hacia con la sangre hirviendo recorriendo todo mi cuerpo, llegamos al auto, abrí su puerta, camine rodeando el auto y me subí al lugar del piloto, la miré y pregunté – ¿A donde quieres ir?- se abalanzo a mis labios, tomo una de mis manos y me invito a recorrer su cuerpo, debo admitir que lo que mas deseaba era hacerlo y agradezco que lo hiciera así se separo de mis labios y dijo – Ya tienes tu respuesta- encendí el auto y nos fuimos al motel donde ocasionalmente iba.

Estacione el auto en el garage marcado con el numero 18, baje la cortina y fui a recepción a realizar el pago, apresuradamente volví sobre mis pasos y me dispuse a subir por las escaleras que llevaban a la habitación.

Al entrar una pequeña luz cálida de color rojo acentuaba su piel blanca, me miró, la besé y lentamente comencé a despojarla de su ropa, me aseguré de besar cada parte de su espalda, de su cuello, de sus senos, al poco tiempo ella ya no podía más, pedía a gritos sentirme en ella, no la hice esperar y fueron aproximadamente 3 horas llenas de intensidad.
Termine rendida, eran cerca de las 2 de la mañana, mire mi celular y corrobore que efectivamente no tenía ninguna llamada ni mensaje de Jimena, lo deje sobre el pequeño buro de mi lado y justo después de eso, con un pequeño movimiento hábil se metió entre mis brazos.

- No creas que esto pasa siempre, sentí tu mirada y una conexión contigo por eso me acerque- comentó, sonreí, - Entonces, tienes pareja, ¿ya debes irte? – preguntó, - No aun no, no me ha llamado ni creo que lo haga así que tenemos todavía unos minutos más – respondí, - Antes de que nos vayamos ¿Crees que puedas darme tu numero telefónico?- la mire con los ojos entrecerrados y respondí – Si, claro – se apresuró a comentar – Prometo no llamarte mucho, igual a esperar a que puedas contestar – Sonreí y dije bien, le di mi número, me deslice de la cama y me dispuse a darme un pequeño baño, ella entro conmigo.
Esa niña tenía algo, ¿Qué no sé?, pero me atraía mucho y pensándolo bien no quería que solo quedara el recuerdo de esa noche.

Ya en el auto nuevamente, le pregunte si la llevaba a algún lado, ella respondió – No quiero causarte problemas, puedo llamar un taxi- le explique que no me causaba ningún problema llevarla a algún lado, que quien me esperaba ni siquiera me esperaba, así que podía llevarla.
Así fue, para mi fortuna su casa estaba cerca del camino que tomaba recurrentemente para llegar a mi casa, al bajarse, espere a que cruzara su puerta y minutos después, un par quizá, me llego un mensaje de texto:
Desconocido: En cuanto llegues a casa, ojalá puedas avisarme para no quedarme con el pendiente.

No entendí por qué tanta atención sin embargo, me agradaba, así lo hice, cuando llegue le avise y guarde su número.

Camila

Retomo una serie que comencé a escribir en aquel lejano y feliz año 2014. 

Yo quería


Alguien alguna vez me dijo que un buen baño siempre lo cura todo, eso intento, todo fue tan rápido que la verdad me es difícil no pensar en ello, me siento extraña, soy un cumulo de sentimientos pero no se bien describir cuales son, identifico la ira, la decepción, la tristeza, suspiro, siento un nudo en el pecho, el pensar en recuperar todo y en un momento haber dejado la historia no me agrada, pero… ¿Estaré bien?. Si, algo me lo dice, costará, eso también lo sé, pero lo haré.

Termino mi baño, cierro la llave, me envuelvo en la toalla y brevemente corroboro mi aspecto en el espejo, mis ojos no se notan hinchados igual no les he dado la oportunidad de inundarse por completo, salgo del baño y me siento en la cama, todo se me hace tan extraño, tan nuevo, nada ahí me es familiar, faltan muchas cosas, siento que no tengo un espacio, siento que no hay nada que hacer ahí, pero también se que es el único lugar donde por ahora puedo estar.

Tomo mi móvil, selecciono una canción que comienza con la lluvia de fondo:

“Tantas promesas que se apagan hoy/ y no sabemos bien porque…”

Promesas, pareciera que para las demás personas las promesas no tienen validez, las promesas son algo que se puede romper y hacer como si nada hubiera sucedido, las promesas ya no son nada, pienso mientras enciendo un cigarro, el frío comienza a llegarme, pero no tengo ganas de moverme, no quiero vestirme, no quiero salir de ahí.

“… Yo quería parar el tiempo/ con tus ojos viéndome/ con las ganas de quedarme así, abrazándote/ y para aquel momento cada vez que tu te ibas/ yo quería, si quería/ yo quería cambiar el mundo/ pero el mundo es como es/ … Yo quería tenerte sola y que fueras para siempre mía…”

De manera fulminante llegan los recuerdos de tus brazos sobre mí… “Tu voz, tu risa, tu alegría” ¿Realmente tendrás razón? ¿Me concentre tanto en el despacho, como para descuidarte?, intento justificarte, la música se detiene intempestivamente, es Mariana -¡Ya llegué! ¿Dónde estás?-pregunta,- En la habitación, termino de vestirme y bajo, te veo en la zona de la terraza- respondí.

Me enfundo en los primeros Jeans que veo, el primer suéter más abrigador que he traído conmigo y bajo, la veo ahí sentada con mil preguntas en el rostro, pero ni yo tenía respuestas así que, esperaba que la platica con mi mejor amiga ayudara en algo. Mientras avanzo tomo aire y finalmente saludo:
-Hola- le digo, se levanta y me abraza. -Cuéntame, ¿Qué sucedió?- pregunta, por varios minutos y mientras fumo otro cigarro le cuento como sucedieron las cosas, la voz se me quiebra y apenas hago pausas cuando siento que ya no puedo más, sus ojos me miran, no comprende lo que le digo, pareciera no creerlo, toma su café mientras me escucha, por fin termino con la parte donde llego a un hotel y me asignan la habitación 402, Mariana toma nuevamente un sorbo de café y luego de una pausa en la que parecía que pensaba lo que estaba a punto de decir, comenta - Hace un par de meses Sonia y Marisa- nuevamente hace una pausa, yo no entiendo que tienen que ver aquí las demás amigas que ahora no están, no al menos aquí en la terraza con nosotras, continua, -Sonia y Marisa me comentaron que la vieron con una chica alta y castaña, pasaban fuera de tu casa, iban en su auto y la vieron, realmente no vieron nada sospechoso, solo que iban tomadas de la mano-la descripción que acababa de recibir sonaba a que podía encajar con  la de muchas mujeres, pero si, la mujer con la que la vi hoy tenía el cabello castaño y era un poco mas alta que ella, -¿Sucede algo?- pregunta Mariana y me devuelve a aquella platica, -Sé que la descripción podría encajar con muchas, pero hoy la vi con una chica similar, en fin, no sé que pensar, no sé que hacer- comente, -¿Qué vas a hacer?, sencillo date un tiempo, piensa que la que fallo fue ella, recuerda que siempre te dijo que no necesitaba todo lo que le dabas, piensa que quizá fuiste tanto para ella que no fuiste lo suficiente para ti, piensa que sí, siempre estas trabajando per que tu querías, querías recuperarla, tu lo hiciste todo, ella tomo la salida fácil, no la tenías viviendo mal, siempre estuviste ahí pendiente de las deudas, de la renta, vivía realmente bien por ti, porque todo le dabas, hasta la escuela le pagaste por un tiempo… ¿De verdad crees que no podrás tu sola?- preguntó - No es que crea que no puedo, lo que no se es por que me empeño en justificar su engaño, por que realmente creo que quien tuvo la culpa fui yo, trabajo tengo, auto tengo, estaré bien en el aspecto material… ¿Pero el sentimental?; Estuvimos mucho tiempo juntas fueron 5 años, que sé que no suena a una eternidad pero es algo más que un poco… No sé- dije, -Comprendo, todo eso piensas por que tu la amaste y te entregaste completa, todo tu mundo era ella y ahí esta tu error, tu mundo debes ser tú, Jimena, todo pasará, solo dale tiempo al tiempo y lo veras-.

La mire, me disculpe, quedamos de vernos después y me despedí, subí a mi habitación, quite las maletas de la cama y me tumbe con los brazos extendidos sintiendo la suavidad de aquel edredón y sintiendo también la soledad que comenzaba a hacerse cada vez más presente.


Continuará




viernes, 11 de octubre de 2019

Un amor Verdadero

Dedicada a todas esas personas que han compartido un tramo del camino conmigo y por alguna razón no supe amar o no supieron amarme.

...

El viaje

Mi mente estaba en otro sitio, las dudas rondaban mi cabeza como aquel que busca algo sin saber donde comenzar o aquel que tiene miedo de abrir una puerta por miedo a que detrás se encuentre con algo que pueda llegar a doler.
Su voz sonaba a lo lejos, estaba ahí y a la vez no. Renée te estoy hablando, ¿sucede algo?, preguntó, el tono ligeramente fuerte me regreso a la sala de nuestro departamento, moví la cabeza y le dije, no, todo esta bien, me miro con un dejo de recelo y dijo, no te creo, te conozco bien y sé que algo te pasa, hizo una pausa, ¿Sabes? estuve escuchando una canción que me hizo pensar en ti, la interrumpí, ¿Cual es? ¿Puedo escucharla?, tome mi celular y señale la aplicación que reproduce música, ¡claro!, respondío, tomó mi teléfono entre sus manos y mientras buscaba aquella melodía, comentó, te voy a pedir solo una cosa, asentí con la cabeza, escuchala con toda la atención que puedas prestarle ¿De acuerdo?, acepte y comenzó a sonar, la canción se llamaba: No te atrevas a olvidarme de Pastora Soler.
...No te atrevas a olvidarme y a dejarme sin tus besos/ no me digas que te llevas cada uno de mis sueños/ no te atrevas a decirme a la cara que lo siento/ para luego convencerme de tu arrepentimiento/ no te atrevas, no te atrevas a olvidarme/ ni me vengas con que necesitas tiempo/ tú que me amaste como nunca supo nadie, no te atrevas a olvidarme...
Mientras el estribillo sonaba, la miré, en ese momento, supe que todas esas dudas que intentaban asaltarme al primer silencio no debían ser tomadas en cuenta, sus ojos al paso de la canción se tornaban rojos, comprendí que con esa dedicatoria intentaba decirme que ella sabía mas de lo que yo había querido decirle en todo ese tiempo, no quise interrumpirla y de verdad la disfrute, atendí cada estrofa, cada palabra, el sentimiento de la cantante incluso parecía el de ella en ese momento.
La melodía se fue diluyendo, era el momento de hablar, tome aire y mientras la miraba a los ojos le dije, toma tus cosas, has una maleta pequeña, vamonos de viaje, te llevaré a un lugar especial para mi, me miro desconcertada, seguramente pensó que yo era la chica mas rara que había conocido, luego con una pequeña sonrisa dijo de acuerdo, comprendió que no era el momento de hablar y francamente lo que me volvía loca de ella era que sin dudarlo en cada aventura, decisión o incluso locura siempre me seguía.
Al cabo de unos minutos preguntó. ¿Hará frío? ¿Que ropa debo llevar?, la mire y respondí, lleva ropa ligera para dos o tres días, sonrío y se desapareció por aquel pequeño pasillo que llevaba a nuestro dormitorio. Momentos mas tarde, salió con dos maletas, la mire y sonreí, le dije entre risas, mujer no nos mudaremos de casa, solo vamos unos días, me miro nuevamento con recelo, como si reprochara que no supiera lo que ella estaba haciendo y con un tono de esos sentimientos que emanaban sus ojos dijo, una es tuya o ¿como viajaras?, sonreí, me conocía tan bien que ni cuenta yo me daba eso.
Subí las maletas a la cajuela del coche, regresé a la estancia por mi cartera, me cerciore de no dejar alguna ventana abierta o algo que pudiese causar un desastre, enfile hacia el carro y cerré la puerta tras de mi, ella esperaba de pie justo junto al lado del copiloto, yo sabía que lo hacía por que gustaba de que le abriera la puerta como lo que es, una dama, eso hice y ella con una sonrisa agradeció el detalle.
Subí, me comode en mi asiento, encendí el auto y emprendimos el viaje, al principio todo era silencio, los cuestionamientos y recuerdos por ahora no me rondaban, estaba tranquila y a gusto por que ella estaba ahi conmigo; Luego de un rato de viaje rompío el silencio con una pregunta, ¿Vas a dejarme? lo preguntó con la mirada puesta en mí, la sentía inquieta, esperaba una respuesta. No, respondí con la mirada puesta en el camino, quería decirle que sí, que lo había pensando durante un tiempo, quería decirle que era muy feliz y que no comprendía lo que pasaba en mí, que no entendía por que mis sentimientos y mi razón me jugaban tan mala pasada, que por momentos el miedo me invadia, que yo sabía que nada duraba para siempre, que todo al final siempre dolía mas de lo que debía y que ya no quería ser lastimada, que era mejor terminarlo todo mientras el daño fuera minímo, pero no lo hice, ella solo suspiro, una vez más me dejaba claro que me conocía tan bien que sabia que ese no, no era del todo cierto.
Toma mi celular por favor, pon algo de música, el auto comenzó a inundarse de acordes dulces y de pronto reconocí la canción. ¿Sabes lo que es dedicar una canción tan hermosa como esa a una persona incorrecta?. Sonrió, yo lo hice, a quien se la dedique no la merecía y ahora comprendo todo, contigo las noches son mejor, todo tiene un brillo tan intenso, todo es tan especial que, hice una pausa, tome aire y continué, me da miedo, sé que nada es para siempre, sé que no soy la mejor persona, que tengo muchos defectos, que mis virtudes existen pero igual se ven opacadas, me haces mejor persona, pero, nuevamente hice una pausa necesitaba tomar fuerza, sentia como mis ojos se inundaban y eso era a la mar de peligroso, continué, ¿Pero que sucederá si te cansas, si de pronto decides que todo lo malo es mucho para ti y lo bueno poco?¿Que haria yo? es decir, sé que levantarme, siempre lo he hecho pero no sé si tendré la fuerza necesaría, ella escuchaba atenta, luego de unos minutos en silencio, sin nada más que la música de fondo, respondío; Agradezco mucho a toda esa gente que llego a tu vida antes que yo, gracias a ellas o ellos, ahora estas conmigo, es normal que tengamos miedo, es normal por que yo tambíen lo tengo, pero como dice Natalia, por favor no me dejes que soy valiente en corresponderte, es decir, yo quiero arriesgarme, quedarme aqui contigo, descubriendo más cosas malas, no importa, lo que siento por ti sinceramente no creo que acabe, tanto a ti como a mí nos han lastimado en el pasado, pero contigo quiero descubrirlo todo.
Nuevamente el silencio se hizo en el espacio, observe un señalamiento de gasolineria a pocos metros, decidí que pararía, lo hice. Estacione el auto donde no estorbara, recargue mi cuerpo en el respaldo y la mire, sus ojos brillaban, ese brillo significaba tanto en todo momento, sin decir palabra, paso su mano por mi cabello, acaricio mi mejilla izquierda y me beso.
El ruido de un camion cerrando las puertas del portaequipaje rompío el momento, ese beso fue el más dulce que jamás en la vida habia tenido, sentía la necesidad de hablar pero ¿Y si arruinaba el momento?, como si leyera mi mente puso su mano en mis labios y susurro, te amo, nada más importa y como si el momento no hubiese sido dramatico preguntó, ¿Quieres algo? lo dijo mientras señalaba con la mirada el local de autoservicio que se encontraba en la gasolinera, unos dulces respondí y quiza algo de agua, de su pequeña mochila que viajaba en el asiento de atrás, saco su cartera y tomo un billete, espera, no bajes del auto, le dije, abrí mi puerta y camine por el rededor del vehiculo para abrir su puerta, bajo con ligereza y apenas se enderezo me tomo por la cintura entre sus brazos y recargo su cabeza con el oido pegado a mi pecho, suspiramos.

Continuará...