El primero
Era un sábado por la mañana, no era nuestro primer sábado juntas, hacia ya un año veíamos y despedíamos al so de la misma manera.
Ella despertó con ganas de sorprenderme, habitualmente no cocina, sin embargo, aveces tengo la suerte de que quiera hacerlo y ese era el día. Desayunamos waffles con fruta, los suyos nadando en lechera y acompañados de jugo de naranja, los míos con cajeta y un vaso de leche. Sabes? Cuando come no habla, conmigo si lo hacia, esporadicamente pero... Lo hacía.
Termine de desayunar y después de poner un poco de orden en la cocina, tome mi celular y comencé a jugar... Si el juego de siempre. Por un momento le perdí la pista por estar en el celular. Entonces escuche su voz en mi oído susurrando al mismo tiempo que daba pequeños besos en mi cuello.
Que haces? Pregunto. Juego amor, conteste. Jugarás todo el día? Los besitos eran más insistentes. No amor, sin dudarlo bloquee el juego vire mi rostro hasta tener de frente sus labios. Que quieres hacer, dije mientras la tomaba por la cintura y la conducía para que tomara lugar sobre mis piernas. Ya sabes que quiero, dijo mientras su carita tomaba un leve aspecto de lujuria y una sonrisilla se dibujaba en ella. Eres una perversa, dije mientras me acercaba a morder su nariz. Logro convencerme. Sucumbí ante sus encantos.
Espera... No te quedarás dormida o si.? Pregunto burlonamente. Como quieres que me concentré si me harás reír... Sería malo que me quedara dormida? Pregunte. No, más malo es que te den calambres a la mitad... Soltó una pequeña risilla.
Las horas pasaron y no era raro que algunos fines de semana no nos despegáramos de la cama...
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